Adios Matthew Perry

Había una vez un edificio en Nueva York, con pasillos estrechos, olor a café y puertas que nunca cerraban bien. Allí vivían seis amigos que, a través de sus historias, se ganaron el cariño de una generación y se convirtieron en nuestra familia imaginaria.

Entre ellos estaba Chandler Bing, un experto en usar el humor como coraza y salvavidas. Él nos enseñó que detrás del sarcasmo más agudo hay una historia no contada, como la historia de un niño que solo quiere ser aceptado. Nos mostró que está bien no tener todas las respuestas y que es normal tener miedo de crecer, amar y enfrentar nuestros demonios. Nos enseñó que la amistad no se trata de tener un guion perfecto, sino de estar siempre presente.

También nos dejó en claro que el amor no siempre es un relámpago, sino que puede ser silencioso y persistente. Y que a veces encuentra su camino cuando todo parece perdido.

Todos queremos a Chandler porque todos somos un poco Chandler, cuando buscamos nuestro lugar en la vida, cuando reímos por fuera y lloramos por dentro, y al esperar que, cuando la puerta se cierre detrás de nosotros, alguien nos recuerde con amor.

Gracias Matthew Perry, descansa en paz.

CM

Los Mangos y Aguacates de Judy Buendía

Recientemente asistí al concierto de la cantautora venezolana Judy Buendía. Conozco a Judy desde hace años y sé que se trata de una profesional preparada, talentosa y tenaz. Su último sencillo “Mango y Aguacate”, es un testimonio veraz sobre lo rudo y lo difícil que es llegar a abrirse un espacio en el mundo de la música y el entretenimiento.

En esta canción cuenta cómo un día tuvo que agarrar los mangos y los aguacates del jardín de su casa y salir a venderlos para poder comprarle comida y pañales a su hija. Esto después de muchos años de estudios, de varios discos grabados, de mucha inversión de tiempo y dinero en una carrera que siempre avanza en forma de apuesta, de esperanza y fe.

Pero Judy se monta en el escenario con la misma energía de quien viene invicto, con la misma fuerza del adolescente que se arriesga como un inmortal y triunfa. Todos entramos inevitablemente en el bolsillo de Judy, con su humor, con su risa, con su desfachatez y con su indiscutible talento.

Esa noche, los aguacates y los mangos se convirtieron en piedras preciosas, con los que celebramos la alegría de estar vivos en un mundo que se empeña en empañarnos la sonrisa. Judy puede que se canse, pero no se da por vencida y con eso ha logrado que su sueño sea también el sueño de muchos quienes la admiramos y la queremos. Ojalá que el mundo no se pierda la oportunidad de corear sus canciones y que sean esas canciones las que paguen los pañales, los juguetes, los estudios y todo lo que le sea necesario para que Judy nunca deje de hacerlas.